El problema de la vela

“El problema de la vela” es un experimento realizado en 1945 por el psicólogo Karl Duncker. Consiste en resolver una pequeña tarea creativa con un grupo de objetos preestablecidos. En este caso, se trata de que, con una vela, una caja de fósforos y una caja de tachuelas, se consigue sostener la vela encendida contra la pared sin derramar cera en el suelo. Tras meditar unos minutos, por la cabeza pasan muchas ideas, como clavar la vela con las tachuelas, pegarla con cera caliente en la pared, pero ninguna funciona. La caja en la que vienen las achelas, clave para resolver el dilema, pasa desapercibida. Una solución es fijar en la pared la propia caja con ayuda de las tachuelas y situar sobre ella la vela encendida.
Los psicólogos conocen este proceso donde  nuestra forma de interpretar la realidad nos impide aplicar nuevos usos a lo que ya conocemos como ‘fijación funcional.

Glucksberg (1962) uso un esquema experimental de 2 × 2 donde manipulaba si los cerillos y las tachuelas estaban dentro o fuera de sus cajas y si a los participantes se les ofrecían premios monetarios por realizar la tarea rápidamente. La condición de las cajas vacías es mas fácil de resolver. Bajo la condición de las cajas llenas los participantes con alta motivación externa tuvieron un rendimiento inferior a los participantes con baja motivación. A uno de los grupos de voluntarios se le había prometido una pequeña suma de dinero si lograba resolver el problema. Al otro grupo simplemente se le pidió que lo hiciera. La revelación es que, a contracorriente del sentido común, el primer grupo tardó mucho más en arribar a la solución del acertijo. Y tras décadas de repetir este experimento y otras de sus variantes más complejas, la conclusión ha sido siempre la misma: tener un incentivo externo disminuye la capacidad creativa.

Daniel Pink (Drive: The Surprising Truth About What Motivates Us) dice que un incentivo por solucionar lo más rápidamente posible éste problema, en éste caso entorpece el razonamiento y bloquea la creatividad. En cambio, el incentivo sí puede agudizar el razonamiento y acelerar la creatividad en aquellos casos en que el enfoque es estrecho y puedes ver el objetivo directamente.