Médicos del Hospital Presbiteriano UPMC en Pittsburgh, Pennsylvania, realizarán los primeros intentos a nivel mundial de colocar a seres humanos en “suspensión animada”, un estado donde las personas no presentan signos vitales y se encuentran bajo un “congelamiento clínico”.
La innovadora técnica, denominada Preservación de Emergencia y Reanimación (ERP, por sus siglas en inglés), se aplicará para ganar tiempo y salvar la vida de pacientes que presenten heridas graves y que se encuentren en inminente riesgo de muerte.
Inicialmente se aplicará en 10 pacientes a lo largo de las próximas semanas.
El proceso consta en reducir la temperatura corporal a 10°C, bombeando solución salina fría a través de la arteria aorta, sustituyendo la sangre y deteniendo casi toda la actividad celular, por lo que el cuerpo necesita menos oxígeno para sobrevivir.
El paciente sólo puede permanecer en “suspensión animada” durante dos horas, tiempo en el que los cirujanos deberán solucionar los “problemas estructurales” causados por lesiones de cuchillo o bala.
Los beneficios del enfriamiento del cuerpo o la hipotermia inducida, se han conocido durante décadas.
Cuando el corazón deja de latir, la sangre ya no lleva el oxígeno a las células. Sin oxígeno el cerebro sólo puede sobrevivir por unos cinco minutos antes de que el daño sea irreversible. Sin embargo, a temperaturas más bajas, las células necesitan menos oxígeno, porque todas las reacciones químicas son más lentas.
En entrevista para la revista New Scientist, el doctor Peter Rhee, de la Universidad de Arizona en Tucson, señaló: “Si un paciente llega a nosotros dos horas después de la muerte, ya no se le puede volver a la vida, pero si se está muriendo y lo colocas en suspensión, entonces se tiene la oportunidad de traerlos de vuelta después de que sus problemas estructurales se han arreglado”, indicó.
Peter Rhee probó la técnica por primera vez en 2000 con 40 cerdos. Tras herirlos letalmente, redujo su temperatura corporal para poder operarlos y finalmente reanimarlos.
El 90% de los cerdos que fueron sometidos a este método sanaron normalmente sin presentar daños cerebrales o de otros órganos.
En la literatura médica existen casos registrados de personas que han caído en “animación suspendida” de forma accidental, como el de Erica Nordby, una joven canadiense que en el invierno de 2001 salió de su casa sin estar bien abrigada y su corazón se detuvo dos horas.
Aunque la temperatura de su cuerpo había descendido a 16 grados centígrados, fue rescatada y regresó a la vida después de que había muerto congelada.
Otro caso es del japonés Mitsutaka Uchikoshi, quien se quedó dormido en la nieve en 2006. Fue hallado 23 días después con una temperatura corporal de 22 grados centígrados y luego fue reanimado y recobró su estado normal.