Los mexicas empleaban, al menos, dos calendarios. Uno era el llamado xiuhpohualli, de 365 días, y el otro era el tonalpohualli, de 260 días. El uso de estos dos calendarios era común a todos los pueblos de la Mesoamérica precolombina, si bien cada uno de ellos lo denominaba de manera diferente, y no necesariamente estaban sincronizados. Por lo tanto, lo que se dice sobre los calendarios empleados por los mexicas no debe aplicarse para los calendarios de otros pueblos.
El abogado e historiador mexicano Alfonso Rivas Salmón sostiene que el calendario tiene su origen en alguna región mucho más al norte de México, en zonas propias de los pueblos del desierto, ya que en la región habitada por los olmecas la mayor parte del año está cubierto de nubes, por lo que no es posible observar el cielo a lo largo del año.
Este sistema tiene dos versiones: el llamado calendario maya, dedicado a la medición de ciclos astronómicos, y el llamado calendario náhuatl o mexica, de uso civil. Ambos se basan en la interrelación de un año sagrado de 260 días con el año vago (natural) de 365 días, lo cual forma ciclos de 52 años llamados Xiuhmolpilli (“se atan los años” llamado también ceremonia del”fuego nuevos”). Dos ciclos de 52 años forman un huehuetiliztli (ancianidad), es decir, 104 años. A su vez, los Xiuhmolpilli se organizan en paquetes de trece, esto sólo a nivel narrativo mítico, en los cuales se habla de periodos de 676 años llamados “soles”.[1]
El calendario de los mexicas comparte la estructura básica de los calendarios solares de Mesoamérica. Un calendario civil de 365 días (xihuitl) proporciona las referencias cronológicas para las actividades de la sociedad en su conjunto; al mismo tiempo, un calendario místico de 260 días (tonalpohualli), utilizado para establecer horóscopos y predicciones.
El Xiuhmolpilli o atado de cañas (52 años) simbolizaba el siglo mesoamericano. Dieciocho meses de 20 días componían el calendario solar con un total de 360, más cinco días aciagos (o nefastos). El calendario lunar se componía de 260 días. Algunos códices servían para llevar la cuenta de los días y el tiempo. Cada 52 años había una renovación de lo existente y se encendía el Fuego Nuevo.
La conjunción de la rueda del tiempo.
La combinación de ambos ciclos, el de 260 días y el de 365 días, formaba unidades de 52 años. A este periodo se le llamó “Rueda del Calendario” y era el sistema típico del centro de México en el momento de la conquista. Para establecer los nombres de cada año, los mexicas usaron los nombres de cuatro días: ácatl (caña), técpatl (pedernal), calli (casa), y tochtli (conejo). Cada símbolo de día estaba asociado a un número diferente del uno al 13 (4 nombres de día x 13 numerales = 52 nombres de año). Los mexicas llamaron a un “siglo” de 52 años xiuhmolpilli o “atadura de los años”.y también se le conoce como “cuenta corta”. Los ciclos de 52 años se iniciaban entre los aztecas mediante un rito importante, la fiesta del Fuego Nuevo, que coincidía además con la fecha en que la constelación de Pléyades pasaba el cenit a medianoche.
http://www.azteccalendar.info/Wiki/Xiuhm…
En la “cuenta corta” de 52 años cabían exactamente 73 tonalpohualli (52 x 365 = 73 x 260 = 18,980 días). Al cabo de este período, las combinaciones de los ciclos de 365 y 260 días se agotaban, y comenzaba otro ciclo mayor con exactamente las mismas fechas.
Dos ciclos de 52 años, es decir 104 años, se llamaban huehuetiliztli, “la vejez”, y se caracterizaban además por la coincidencia con el ciclo de Venus. El año de Venus contiene 584 días, y 5 años de Venus corresponden a 8 años solares; por lo tanto, cada 65 años de Venus coincidían con 104 años solares y con 146 tonalpohualli (65 x 584= 104 x 365 = 146 x 260 = 37, 960 días).
Los mexicas utilizaban una fórmula abreviada para los fechamientos para no tener que mencionar en forma completa todos los elementos que intervenían en una fecha: el día del tonalpohualli, el ordinal del día dentro de la veintena y el año; en cambio, decían únicamente el día del tonalpohualli y el año, por ejemplo: 8 ehécatl de 1 ácatl.
http://www.latinamericanstudies.org/azte…
Según algunos autores, sus ajustes astronómicos se consiguen mediante el reduplicado de un día cada cuatro años, llamado por tal razón Mohuehchihua (se hace grande, hecho doble), y por el comienzo retroactivo en cuatro días cada 52 años (ciclo de rotación de los cargadores o denominadores). El tema ha dado lugar a diversas interpretaciones de la nueva era. Es muy importante considerar para fines serios, textos publicados por universidades, a riesgo de caer en interpretaciones erróneas. Aunque se ha dicho que es posible que esta explicación tenga una influencia de la visión occidental, por ser la manera que los europeos tenían de corregir su año, este mecanismo está reflejado en láminas de códices como el Códice Boban, el Códice Magliabecchi, el Códice Telleriano- remensis o el Chilam Balám de Maní, además de ser mencionado y descrito no sólo por los cronistas europeos, sino por sus informantes nativos.
- “En lo que dice que faltaron en el bisiesto es falso, pues en la cuenta de su calendario contaban 365 días y cada cuatro años contaban 366.” (Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España. Tomo I.)
- “Cada cuatro años cae un día sin nombre.” (Chilam Balam, Códice de Maní)
- “Tenían (los mayas) su año perfecto como el nuestro, de 18 (veintenas) más cinco días y seis horas. De estas hacían cada cuatro años un día y así, tenían de cuatro en cuatro años uno de 366 días.” (Diego de Landa, Relación de las cosas de Yucatán)
- “Dábanle (los zapotecas al año) 18 meses de a 20 días y otro más de cinco. Este, al cabo de cuatro años, como nuestro bisiesto, lo variaban a seis días, por las seis horas que sobraban cada año… Y llamaban en su lengua a aquellos seis días ‘mes menguado, errático’.” (Francisco de Burgoa, Geográfica descripción II.24)
El calendario mexica está basado en los ciclos de la Tierra y Venus alrededor del Sol y de la Luna alrededor de la Tierra. Esto es posible gracias a que en 8 años terrestres Venus da 13 revoluciones alrededor del Sol y la Luna 100 revoluciones alrededor de la Tierra.[2] La Tierra y Venus se alinean con respecto al sol en 5 ocasiones durante 8 órbitas terrestres o 13 órbitas de Venus, lo cual lleva el nombre de ciclo sinódico Venus/Tierra. La Tierra, Venus, y la Luna están sincronizados en sus órbitas en una relación muy simple y armónica de 13:8:100 (Venus:Tierra:Luna). El siguiente cuadro muestra esta relación entre los tres períodos.
Astro | Revoluciones | Duración en días | Total | |
---|---|---|---|---|
Tierra | 8 | 365,25 | 2922 | |
Venus | 13 | 224,77 | 2922 | |
Luna | 100 | 29,22 | 2922 |
He aquí el número de revoluciones de cada astro en los ciclos de 52 y 104 años mencionados anteriormente:[4]
Astro | Revoluciones en 52 años | Revoluciones en 104 años |
---|---|---|
Tierra | 52 | 104 |
Venus | 84,5 | 169 |
Luna | 650 | 1300 |
Los primeros observadores debieron ver que en 52 años el Sol y la Luna volvían casi a tomar la misma posición en el cielo que en el primer día de las observaciones. Igualmente cada 104 años, los tres astros, el Sol, la Luna y Venus tomaban casi la misma posición que al inicio de las observaciones. Los antiguos mexicas, como aparece en el Códice Borgia, marcaban periodos de 2920 días (no de 2922) en sus registros, para llevar una serie de rituales de renovación asociados principalmente con el complejo Venus-lluvia-maíz, al igual que los mayas.
Es importante señalar que las revoluciones planetarias (su movimiento de traslación) no eran abiertamente conocidos, es decir, no hay registro claros de que conocían la duración del año venusino o marciano. El conocimiento derivaba de la observación a simple vista, el registro en los códices (principalmente en el caso de los mayas el Dresde y respecto a los nahuas el Borgia) es acerca de la posición aparente de los astros vistos desde la tierra, a este periodo como ya vimos se le llama periodo sinódico. En el caso de Venus es de 584 días, el de Marte 780 días y el de Júpiter 400 días.
Calendario civil
El año solar era la base del calendario civil mediante el cual los mexicas determinaban la profusión de ceremonias y rituales asociados con los ciclos agrícolas. El calendario estaba compuesto de 18 meses llamados metztli de 20 días cada uno. Cinco días componían una semana y de éstos, el quinto día, tianquiztli, era dedicado al mercado. El año se completaba a 365 días con la adición de 5 días llamados nemontemi (días vacíos), en estos días cesaba toda actividad normal, eran dedicados al ayuno y la abstinencia. Así tenemos 18 x 20 = 360 + 5 = 365. No se ha podido establecer con certeza la correlación con el calendario gregoriano, muchos autores coinciden en colocar el comienzo del año azteca en febrero, aunque las fechas que dan Sahagún, Díaz del Castillo y otros son bastante dispares. Por su parte, Rafael Tena ha establecido,[5] utilizando como referencia la fecha de la caída de Tenochtitlan (una de las que se tiene registrada en el calendario juliano y el calendario mexicano)[6] que la fecha de inicio del años fue 13 de febrero. Si se considera el ajuste de 10 días del calendario gregoriano para obtener fechas actuales, llegaríamos a la fecha de 23 de febrero. El cuadro siguiente reconstruye, a partir de diversas fuentes, algunas de las actividades rituales principales asociadas con cada mes. La obra de la que se extrae la mayor parte de la información es Historia general de las cosas de Nueva España, de Bernardino de Sahagún.[7]
N° | Nombre del mes | Deidades patronas y rituales | |
---|---|---|---|
I | Atlacahualo (el cese de las aguas) | Tláloc, Chalchiuhtlicue | correspondía al tiempo de seca. Por entonces se imploraba el favor de Tlaloc, el dios de la lluvia, y se ofrecían a las fuentes y ríos diversos objetos brillantes, flores, plumas y cintas de colores. |
II | Tlacaxipehualiztli (el desuello de hombres) | Xipe Tótec | En esta veintena era costumbre que los pobladores hicieran peregrinaciones a los santuarios, quitando ritualmente la vieja piel a una mazorca de maíz que representaba al ser humano, y repartiendo sus granos entre los asistentes como bendición especial. |
III | Tozoztontli (la pequeña vigilia) | Coatlicue, Tláloc | Se realizaba una velación nocturna en honor a la deidad terrestre Coatlicue, la de falda de serpientes, seguida de cuatro días de júbilo e intercambio de regalos entre las amistades y parientes. A partir de ahí, y hasta el comienzo de la siguiente veintena, todos se ejercitaban diariamente en la casa de los cantos, pero sin bailar. |
IV | Huey tozoztli (la gran vigilia) | Centéotl, Chicomecóatl | Un tiempo de purificación dedicado a Centeotl, el dios único. Se ayunaba y velaba, ofrendando maíz a los cuatro rumbos; los habitantes ponían en las puertas de sus casas ramas rociadas con la sangre de suspenitencias, en señal de piedad. Un rito importante era la bendición de la semilla para su próxima siembra, llevada a cabo por muchachas vírgenes en edad de matrimonio. Luego los sacerdotes confeccionaban una estatua de la diosa tierra con masa de maíz y la consumían con mucha solemnidad, a modo de comunión. |
V | Toxcatl (la sequía) | Tezcatlipoca, Huitzilopochtli | Los devotos se adornaban con guirnaldas de flores de maíz para celebrar la «atadura» del año, es decir, la caída de su día cargador |
VI | Etzalcualiztli (la comida de maíz y frijoles) | Tlaloque | Se hacía una fiesta del agua en honor de los espíritus de las cavernas, en la cual se confeccionaban bollos de masa de maíz en forma de tirabuzones que se comían ritualmente en congregación, reservando una porción para los enfermos. A fin de prepararse para la ocasión, los sacerdotes tenían una curiosa costumbre: iban a buscar manojos de juncos acuáticos y adornaban con ellos las fachadas de los templos. |
VII | Tecuilhuitontli (el pequeño festín de los señores) | Huixtocihuatl, Xochipilli | Era ocasión para arrojar a las corrientes de agua ofrendas de sal, conchas y otros productos marinos. También se confesaban los agravios ante el sacerdote y se pedía perdón a la Madre Tierra. |
VIII | Huey Tecuilhuitl (el gran festín de los señores) | Xilonen | Los ricos celebraban grandes banquetes a los cuales invitaban a los pobres y a los niños, y los agasajaban con panecillos de maíz tierno endulzado con miel. |
IX | Tlaxochimaco (el nacimiento de las flores) | Huitzilopochtli | Las familias hacían vigilia solemne, horneando golosinas en recuerdo de sus difuntos, que al día siguiente colocaban sobre las tumbas. Los hombres nobles con las mujeres bailaban juntamente, asidos de las manos y abrazados unos con los otros, paso a paso, al son de los que tañían y cantaban. |
X | Xocohuetzi (la caída de los frutos) Hueymiccaihuitl (el gran festín de los muertos) |
Xiuhtecuhtli | Se realizaba una gran ceremonia en conmemoración de los muertos en la cual se talaba y velaba un gran árbol apodado «sostén del cielo», que luego era erguido en medio de la plaza. |
XI | Ochpaniztli (el barrido del camino) | Tlazoltéotl | Estaba dedicada a Tosi, nuestra abuela tierra, a quien honraban con ayuno de palabras, alimentos y sueño, en una velada solemne en la que todo el pueblo barría los patios de los templos. También se oficiaban las investiduras de guerreros y los ascensos militares. |
XII | Teotleco (el regreso de los dioses) | Tezcatlipoca | Un mes de contacto con el Espíritu. Hacia el final, celebraban la fiesta de las enramadas, en la cual todos vivían dentro de una choza de paja durante cinco días, en recuerdo de su peregrinación. |
XIII | Tepeilhuitl (el festín de las colinas) | Tláloc | En su penúltimo día, los devotos confeccionaban montañitas de masa de amaranto sobre las cuales se imprimían imágenes de serpientes. Las velaban durante toda la noche y luego las comían ritualmente. También depositaban ofrendas a Tepeyollotl en los subterráneos de las pirámides, las cuevas y los cráteres volcánicos. |
XIV | Quecholli (la preciosa pluma) | Mixcóatl-Camaxtli | Las flechas se ataban en mazos y una parte de ellas se quemaba en honor a Mixcoatl, Vía Láctea. Por espacio de cinco días se sangraban las orejas y untaban la sangre por las sienes. Y a los que no se sangraban, les tomaban las mantas en pena. |
XV | Panquetzaliztli (el izado de la bandera) | Huitzilopochtli | Se renovaban las banderas, escudos y otras insignias militares. Durante sus últimos días, los jóvenes se preparaban para la «guerra de las flores», un simulacro militar celebrado en el Tlachko, estadio. Quemaban incienso hacia los cuatro rumbos y en el centro del terreno erigían una bandera de guerra con cuatro flechas atadas en cruz, que pertenecía al equipo vencedor. |
XVI | Atemoztli (el descenso de las aguas) | Tláloc | Por entonces se veneraba a Tlaloc, quemando abundancia de copal y otras resinas olorosas, y arrojando a las corrientes flores manchadas con gotas de sangre y pedacitos de papel recortado en figuras de animales y espíritus silvestres. |
XVII | Tititl (el estiramiento) | Ilamatecuhtli | Era una veintena de retiro y meditación auspiciada por Ilamateku’tli, vieja diosa de la tierra. La gente se vestía de blanco o amarillo en honor a la Luna, y había bailes de mujeres y competencias de corredores a través de las gradas de las pirámides, en representación del paso de los astros. |
XVIII | Izcalli (la resurrección) | Xiuhtecuhtli | La gente consultaba los oráculos para averiguar qué destino le deparaba el año entrante. |
Nemontemi (días vacíos) | Cinco días aciagos; no hay rituales, ayuno general |
Tonalpohualli
Además del calendario civil, los mexicas utilizaban un calendario místico (llamado calendario religioso por algunos autores), el tonalpohualli (cuenta de los días). Este calendario ritual se registraba en el tonalámatl (libro de los días), un códice en piel de venado o papel de corteza a partir del cual un sacerdote (tonalpouhqui) extraía horóscopos y predecía los días fastos y nefastos del ciclo. La estructura (similar a la desarrollada mucho antes por los mayas, y probablemente heredada de estos a través de los toltecas) comprendía un año de 260 días, a cada uno de los cuales se asignaba una fecha por la combinación de uno de los 20 signos de los días y un número de 1 a 13, representado por puntos, de modo tal que era imposible confundir dos días del ciclo anual. Por lo tanto, el almanaque estaba compuesto de 20 semanas de 13 días, con la primera semana comenzando en 1-Caimán y terminando en 13-Caña, la segunda entre 1-Jaguar y 13-Calavera, y así sucesivamente. Cada uno de estos días se dividía en 13 horas diurnas y 9 nocturnas. Como muestra el cuadro siguiente, se creía que un dios o una diosa presidía cada signo de los días, y cada uno estaba también asociado a un punto cardinal (en sentido de giro antihorario, comenzando por el Este, de donde sale el sol).
Denominación | Significado | Deidad asociada | Dirección |
---|---|---|---|
Cipactli | Lagarto, Espadarte | Tonacatecuhtli, Señor de Nuestro Sustento | Este |
Ehecatl | Viento | Quetzalcóatl, Serpiente Emplumada | Norte |
Calli | Casa | Tepeyolohtli, Corazón de la Montaña | Oeste |
Cuetzpalin | Lagartija | Huehuecoyotl, Viejísimo Coyote | Sur |
Cóatl | Serpiente | Chalchiuhtlicue, Señora de la Falda de Verde Jade | Este |
Miquiztli | Muerte | Tecciztecatl, El del Caracol Marino | Norte |
Mazatl | Venado | Tlaloc, El que Hace Brotar las Cosas | Oeste |
Tochtli | Conejo | Mayahuel, La de la Planta de Maguey | Sur |
Atl | Agua | Xiuhtecuhtli, Señor del Año | Este |
Itzcuintli | Perro | Mictlantecuhtli, Señor de Mictlan | Norte |
Ozomatli | Mono | Xochipilli, Príncipe Flor | Oeste |
Malinalli | Hierba Retorcida | Patecatl, El de la Tierra de las Medicinas | Sur |
Ácatl | Caña | Tezcatlipoca, Espejo Humeante | Este |
Ocelotl | Ocelote, jaguar | Tlazolteotl- Devoradora de la Mugre | Norte |
Cuauhtli | Águila | Xipe- Totec, Nuestro Señor Desollado | Oeste |
Cozcaquauhtli | Buitre, Aura, Zopilote | Itzpapalótl, Mariposa de Obsidiana | Sur |
Ollin | Movimiento, terremoto | Xólotl, Doble | Este |
Técpatl | Cuchillo de pedernal | Chalchiuhtotolin, Tezcatlipoca encubierto | Norte |
Quiahuitl | Lluvia | Chantico, En la Casa | Oeste |
Xochitl | Flor | Xochiquetzal, Flor de la Rica Pluma | Sur |
Reconstrucción del Calendario
Por varios siglos se ha tratado de hacer una reconstrucción del calendario mexica, Mesoamericano o de Anahuak. La correlación mas completa y aceptada por investigadores serios, la propone el profesor Rafael Tena,[8] basado en las crónicas y anales del siglo XVI. Esta correlación demuestra que el primer día del año comienza el 13 de febrero del antiguo calendario Juliano o el 23 de febrero del actual calendario Gregoriano.
Esta correlación debe ser entendida como una propuesta teórica, la posibilidad de que el calendario sufriera desajuste respecto al año astronómico es también aceptable. Incluso Rafael Tena considera que para nuestros días el calendario ya comenzaría el 26 de febrero, debido a que no hay evidencia que los antiguos nahuas cada 100 años suprimieran un bisiesto. Por lo tanto la correlación de Prem o Caso tenemos que aceptarlas como alternativa.[9]
Nombres de los días en el xiuhpohualli
Cada metztli, en el cual una fiesta era celebrada, iniciaba con el siguiente signo del portador del año, es decir, los signos ocelotl, cuetzpalin, atl y quiyahuitl, días del tonalpohualli. Las dieciocho veintenas son enlistadas abajo. Los datos en la tabla son de los testigos tempranos Diego Durán y Bernardino de Sahagún. Cada uno escribió lo que había aprendido de informantes nahuas. Los datos de Sahagún preceden a las observaciones de Durán por varias décadas y se les cree más cercanos a la rendición mexica ante los españoles. Ambos son mostrados para enfatizar el hecho de que el inicio del año nuevo nativo dejó de ser uniforme como resultado de la ausencia de una fuerza unificadora, a la caída de Tenochtitlan.
Los meses de 20 días (veintenas) del calendario solar azteca fueron llamados:
- Atlcahualo o Xilomanaliztli
- Tlacaxipehualiztli
- Tozoztontli
- Huey tozoztli
- Tóxcatl o Tepopochtli
- Etzalcualiztli
- Tecuilhuitontli
- Hueytecuilhuitl
- Tlaxochimaco o Miccailhuitontli
- Xocotlhuetzi o Hueymiccailhuitl
- Ochpaniztli
- Teotlehco o Pachtontli
- Tepeilhuitl o Hueypachtli
- Quecholli
- Panquetzaliztli
- Atemoztli
- Tititl
- Izcalli
Los cinco días agregados al final del año y que eran considerados desafortunados eran llamados Nemontemi.[5]
|
LOS VEINTE DÍAS DEL TONALPOHUALLI
CIPACTLI: Cocodrilo. Origen y vejez. Nos refiere al pasado prehistórico entre las lagunas y las riveras de los estanques, pantanos y Ciénegas. Conceptualmente su representación involucra el principio y la evolución de todos los seres.
EHECATL: Viento. Movimiento creatividad y armonía. Sin el sería imposible la germinación y la recreación de las cosas.
CALLI: Casa. Hogar, habitación disposición y armonía que debe guardarse en ella. La casa más íntima nuestro cuerpo, nuestra última casa la Madre Tierra.
CUETZPALLIN: Lagartija. Creación y fecundidad. Principio creador de las cosas, está asociado con la fecundidad de la tierra y la sexualidad de los seres humanos.
COATL: Serpiente. Energía, fertilidad y sabiduría de la naturaleza.
MIQUIZTLI: Muerte. Recogimiento, revaloración y reposo. Se requiere revalorar lo que significa la vida y la muerte y cómo pueden complementarse las cosas hechas y las que aún hay por hacer.
MAZATL: Venado. Gozo inquietud, cambio rápido. Percepción e intuición de lo que sucede en el entorno. Inclinación a los espacios abiertos. Gozo por la naturaleza y la vida particularmente el agua.
TOCHTLI: Conejo. Fecundidad, placer y armonía. Asociado a la fecundidad de la tierra. Numen de la luna.
ATL: Agua. Movimiento, fuerza y perseverancia. Dualidad del fuego. fuerza que sólo en ocasiones puede ser controlada y conducida.
ITZCUINTLI: Perro. Lealtad aventura e instinto, Compañero y guía hacia el camino, del lugar de los muertos. Gusto por conocer otros lugares y encontrar nuevos amigos, par regresar al hogar.
OZOMATLI: Mono. Arte y sensualidad, salud y recreación. Relacionado con los elementos creadores de las plantas, los alimentos, la salud y la recreación.
MALLINALI: Hierba. Regeneración, cambio y recreación, Regeneración constante de la naturaleza, valoración de la importancia que tienen las raíces y las plantas medicinales en la salud.
ACATL: Carrizo. Calor y energía, encuentro y firmeza. Representa la energía celeste que nos llega.
OCELOTL: Ocelote, Jaguar. Oscuridad y profundidad, valor y guía. Representa la noche y el cosmos estrellado, como la profundidad de la tierra y sus cavernas. Guía entre los hombre y responsable de perseguir causas justas.
CUAUHTLI: Águila. Renovación y depuración, visión y expectación. Símbolo solar, y de guerra, que si no es aprovechado con inteligencia soló produce destrucción.
COZCACUAUHTLI: Águila de collar. Noche y viento, reflexión y consideración. Búsqueda de las enseñanzas y remiendo de fallas, para utilizar lo que otros han desechado y aprovechar la experiencia obtenida por el tiempo.
OLLIN: Movimiento. Actividad, creatividad y cambio. Signo de esta era. Representa el terremoto.
TECPATL: Pedernal. Luz y comprensión. Signo de los años, método de estudio y análisis profundo para comprender verdaderamente las cosas y los conceptos imperecederos, agudos y filosos, como la hoja de obsidiana.
QUIAHUITL: Lluvia. Tiempos cambiantes, creadores o destructivos, que en ocasiones pasa de un estado apacible a una furia incontrolable. Alimenta campos y permite, junto con los vientos la vida.
XOCHITL: Flor. Es el último día. Belleza, creatividad, conocimiento y amor de todo lo hecho, que en conjunto da un entorno integral de armonía entre los hombres.
El calendario mexica y la cronografía, de Rafael Tena, se propone reconstruir el calendario de ese grupo cultural y político, y correlacionarlo con el calendario juliano, vigente en Europa en esa época, con una correspondencia de día a día. Tratamiento especial merece en esta obra la cuestión de una eventual intercalación periódica en el calendario mexica análoga al bisiesto del calendario juliano. Para resolver estos problemas de historiografía de la ciencia, el autor examina exhaustiva y críticamente los datos de las fuentes primarias. Los expertos en la escritura, que era una elite estatal teocrática y militarista, sí tenían conciencia de la temporalidad absoluta, pero optaron por no anotarla sistemáticamente en sus
registros. Podría pensarse que buscaban reproducir en el pueblo la sensación de una temporalidad repetitiva, cíclica, donde el dos imita al uno y el uno al dos. Tena muestra, por cierto, que
una de las razones de las discrepancias de los autores antiguos respecto de la existencia o no de un
bisiesto entre los mexicas es el deficiente conocimiento popular del complejo sistema calendárico, pues éste fue mantenido como un conocimiento esotérico, monopolizado por el estado teocrático y militarista, al igual, por lo demás, que los también complejos sistemas de escritura. Tena advierte que los años mexicas coincidían aproximadamente con los julianos, puesto que empezaban siempre el 13 de febrero, primer día de la veintena o “mes” atlcahualo (“se detienen las aguas”) del calendario
solar o xiuhtlapohualli. Y cada año recibía su nombre por la fecha del último día de la cuarta veintena, hueitozoztli (“gran vigilia”), y de la penúltima, títitl (“encogimiento”). Por ello 1519 fue un año 1 caña, 1520 fue un 2 pedernal, 1521 un 3 casa, etc. Tena pudo ubicar el año y el momento en que los mexicas agregaron el sexto nemontemi: los cinco nemontemi “normales” se encuentran al final del año solar, o sea después del fin de la veintena izcalli (“crecimiento” o
“resurrección”), entre el 8 y el 12 de febrero, en los años no bisiestos; y una corrección bisiesta se ubicó el 12 de febrero de 1520, año 2 técpatl, “pedernal” (después de unos nemontemi que van de 7 al 11 de febrero, debido al previo agregado de un 29 de febrero ese año bisiesto). A partir del 12 de febrero de 1520 se pueden fechar todos los años bisiestos hacia atrás y hacia delante, teniendo en cuenta además que como los años mexicas se escriben con la combinación de trece numerales y cuatro signos, todos los bisiestos mexicas, que suceden cada cuatro años, se ubican en ese mismo signo técpatl, pedernal. Pero la correspondencia de fechas mexicas y julianas que dan
las fuentes españolas y mexicas de la conquista de Tenochtitlan, no es la única prueba de la existencia del bisiesto entre los mexicas que da Tena.
Referencias
- Volver arriba ↑ El Calendario Mexica y la Cronografía, Rafael Tena. INAH-CONACULTA, 2008 p 82-83
Muy interesante artículo. Desde niño siempre me pareció interesante todo lo relacionado con el calendario azteca, oído por casi todo el mundo en casi toda cultura, pero apenas entendido.
Muchas gracias.